sábado, 24 de noviembre de 2012

Historia de vida. Su infancia.

Rita nació el año 1381 ó 1382 en Roccaporena, un pequeño pueblecito
perteneciente al municipio de Casia del que dista cinco kilómetros. Su padre se llamaba
Antonio Lotti. Así consta en un acta notarial del 10 de abril de 1446, cuando las
religiosas del convento de Casia debieron hacer un contrato de alquiler de un terreno del
monasterio a un tal Giovanni di Buccio Toccio, agricultor de Onelli, quien se
comprometió a darles la mitad de la cosecha. En este documento, hecho ante el notario
Domenico de Giovanni Cecchi y dos testigos, se habla de Rita de Antonio Lotti, como
hija de Antonio Lotti.
Su madre, según la tradición, se llamaba Amata Ferri y parece que ya pasaba de
los 40 años y había perdido la esperanza de tener hijos. Pero Dios le concedió el regalo
de esta hija única a quien pusieron por nombre Margarita,  del que viene su actual
nombre abreviado de Rita.
Sus padres pertenecían a familias de propietarios y eran cultos, pues
eran pacificadores y debían tener estudios, ya que la tarea de pacificación se hacía ante
testigos y se redactaba un acta notarial. La reconciliación terminaba con el beso de la
paz o con un apretón de manos, aunque hubiera obligación de reparación material. Pero
la pacificación comprometía a las dos partes y a sus herederos para siempre. Hay un
acta del 28 de abril de 1381 en la que se dice fecerunt pro seipsis et eorum heredibus
perpetuam pacem (Hicieron para sí  y para sus herederos una paz perpetua).
Rita fue bautizada el mismo día o a los pocos días de nacer en la iglesia de Santa
María della Pieve de Casia con el nombre de Margarita, pues Roccaporena no tenia pila
bautismal.
Algo narrado como extraordinario por los biógrafos es el episodio de las abejas,
cuando tenía pocos días de nacida. Sus padres estaban trabajando en el campo y vieron
que unas abejas entraban y salían de su boca sin hacerle daño. Este hecho, que pudo ser
totalmente natural, fue interpretado por sus padres como una gracia extraordinaria de
Dios y por sus biógrafos, a la luz de su santidad posterior, como un hecho que tenía un
significado sobrenatural, como si Dios la hubiera señalado ya desde niña como futura
santa.
Probablemente, haría su primera comunión a los 12 años como solía hacerse
entonces. Pero no conocemos nada especial de su infancia, que transcurrió normal como
la de una niña buena, obediente en todo a sus padres y muy dedicada a la oración y al
servicio de Dios y de los demás. La iglesia de Roccaporena estaba dedicado a san
Montano, un ermitaño que según la tradición había vivido sobre la gran peña del
Schioppo, que domina el pueblo. Allí asistiría frecuentemente a misa y haría oración,
sintiendo deseos de ser toda de Dios y hacerse religiosa.

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